Es el silencio de mil palabras prisioneras
En el espacio blanco de tu silueta,
Preñadas de soledad, abultadas de horas viejas,
Húmedas de gotas saladas
Transitadas en surcos diminutos
En un rostro ajado de instantes,
Es el silencio
Un eco de tenues latidos,
De respirar cansado en coches incontables
Trajeadas de insomnio transparente
Turbadas por la vigilia de la espera.
Es el silencio.
Bulle mi sangre congelada
Al son de fiestas ajenas
Es el silencio
compañero del hastío
de tu forma confusa en mi delirio
Vuelas por la calle negra
Iluminada con la luz del farol sumiso.
Es el silencio
Roto por la ruidosa sirena de la prisa
Vestido con la ausencia de tu voz
Crece la angustia en el espacio tibio
¡Tus pasos, sin números!...
impregnados de neblinas de las horas tempranas
llenos de instantes no vividos
Coloreados con pinceles efímeros
Volátiles como tu irrealidad
Es el mismo silencio de tu mano fatigada de quehaceres
De la impavidez cruda de la búsqueda incesante
Es el silencio
De las letras de oro
De las fechas sin plazos
De los soles de colores opacos
Símil de tu palidez
Del sudor helado de tus sienes
De la mirada rígida de cataratas sin caídas
Es el silencio
de tu cabello escaso de claridad
Aferrado a la sombra
de una noche ocre
Tus manos dibujadas en el tiempo
La mías aturdidas en el silencio…